Portada diari Pirinexus part 2
Portada diari Pirinexus part 2 mòbil
Iria Prendes

Autor: Iria Prendes

11/04/2025

Diario de viaje: Pirinexus (2/2)

Autor: Iria Prendes

27/11/2024

Esta es la segunda parte de diario de viaje. Mucho más que un simple diario de viaje: es una colección de momentos y reflexiones, de encuentros y descubrimientos, de conexiones profundas con la naturaleza y con la historia. Bienvenida a Pirinexus, la ruta que te lleva del Pirineo a la Costa Brava. Puedes leer la primera parte desde este enlace.

Cuarta etapa. De Ceret a Peralada

La calma de los pueblos franceses por la mañana y su desayuno dulce. Volví a cambiar el saludo. Ahora toca Bonjour. Esta es un parte genial del viaje, poder cambiar hasta en tres ocasiones de idioma, te hace sentir que estas viajando realmente lejos de casa.

Hoy los primeros kilómetros ayudaron al calentamiento antes de enfrentarme al Coll de Panissars. Este paso tiene una particularidad que merece mención: en épocas de alto riesgo de incendios forestales, puede estar cerrado, pero existe una alternativa señalizada desde el lado francés que permite continuar sin problemas. Después de este cruce, comienza el descenso hacia La Jonquera.

El tramo que va desde Panissars hasta La Jonquera es uno de los más técnicos de todo el recorrido. El descenso se realiza por una pista forestal arenosa con un alto desnivel, y hay que manejar la bici con mucha precaución en estos 6 kilómetros, ya que el terreno exige atención y control. Esta dificultad añadió algo de emoción al día y me mantuvo concentrada en cada curva. ¡Me pareció muy divertido!

Tras una breve pausa en La Jonquera para un pincho y un café, continué casi sin detenerme hacia los paisajes del Empordà. Por la tarde, mientras avanzaba entre viñedos y plantaciones, iba planeando las próximas etapas, saboreando cada kilómetro recorrido y la belleza de trasladarse con el propio esfuerzo.

Mi camino me llevó luego por los pueblos de Capmany y Peralada, famosos por su tradición vinícola. Aunque, al ser temporada baja y un día entre semana, no encontré bodegas abiertas, recomiendo visitar alguna para conocer sus vinos con Denominación de Origen, una experiencia imperdible en esta zona.

Antes de terminar la jornada en Peralada, aproveché un poste de autorreparación para apretar algunos tornillos, tras el traqueteo de la pista forestal de la mañana.

Consejo del día: No hay que temer al Coll de Panissars, pero es mejor encararlo con energía, ya que en algunos tramos tendrás que empujar la bici. Y en el descenso posterior, toma cada curva apretando frenos con calma y disfruta del paisaje. ¡Aun empujando, vale la pena!

Ciclista en la Pirinexus. Foto: Cris Maristany

Quinta etapa. De Peralada a Palamós

Algunos días me encanta salir en ayunas, pedalear unos kilómetros y luego detenerme en un bar local para ese primer desayuno. Sí, los que viajamos en bici solemos desayunar dos veces, es uno de esos pequeños lujos que el camino nos permite.

Hoy llegué a Sant Pere Pescador y, para mi sorpresa, me encontré con una feria en plena acción. ¡Qué ambiente! De repente sentí como si hubiera cruzado a otro país, uno de esos del norte, lleno de gente alta y rubia en bicicletas con alforjas. ¡Qué gozada! Bicis por todos lados. Así continuó el trayecto hasta L’Escala, compartiendo las ciclosendas con otros cicloturistas europeos.

Llegar al mar fue un verdadero regalo. Esta ruta lo tiene todo: ciudades, pueblos pequeños, naturaleza, parques, montañas, llanuras y, ahora, la costa, con su playa y el Mediterráneo extendiéndose ante mí. No sabía la importancia que tuvieron Empúries y L’Escala en la época griega y romana, y fue uno de los grandes descubrimientos del día.

Y sí, en este tramo me sentí como una turista más, pedaleando por el carril bici del paseo junto a la playa. No estaba el día para un baño, pero de haber sido así, ¡me habría lanzado sin pensarlo! Sol, una brisa suave y comida al aire libre… qué privilegios da el cicloturismo.

Recorrer los campos de manzanas, justo en plena cosecha, fue otro momento especial. Atravesar la orilla del Ter, rodeada de aves y calma, integrándome en el paisaje… ¡hasta me regalaron manzanas recién recogidas del árbol!

Mi momento favorito fue la “golden hour”. Cuando viajo en bici, me encanta que el atardecer, con su luz dorada, me sorprenda pedaleando. Hoy la disfruté mientras avanzaba por la vía verde del Tren Petit, llegando a Palamós, un pueblo pesquero transformado por el turismo, donde terminé la etapa y pasé la noche.

Consejo del día: Disfruta del día de hoy como si fuese un día veraniego en bici en tu pueblo de playa.

Diari de viatge Pirinexus etapa 5
Ciclista en el paseo de Sant martí d'Empúries, ruta Pirinexus. Foto: Iria Prendes

Sexta etapa. De Palamós a Girona

Y así llegó el final. Este último día fue tan disfrutable como el resto. Los primeros kilómetros, por los carriles bici hasta Sant Feliu de Guíxols, fueron una simple conexión entre calles, coches y casas de veraneo, un tramo casi rutinario.

Pero al tomar la vía verde del Carrilet, sentí como si estuviera entrando en una autopista segura, una vuelta a casa en calma. Kilómetro a kilómetro, iba avanzando en la suave pendiente, disfrutando de la tranquilidad de esta ruta que poco a poco me llevaba al fin del viaje.

Curiosamente, en esta etapa no sumaba kilómetros, sino que los restaba: “me quedan 20… ahora solo 5”. A diferencia de los días anteriores, donde contaba lo que llevaba avanzado, hoy contaba lo que me faltaba.

Hice una parada en Cassà de la Selva para almorzar y ya se notaba la presencia de ciclistas que venían de Girona para pasar el día. Últimos kilómetros hacia el destino final, últimas fotos en los “totem selfies”, últimas postales para el recuerdo… y también mi primera caída del viaje. Afortunadamente, nada grave; solo un pequeño incidente para recordar con humor.

Consejo del día: No te despistes ni siquiera en una vía verde. Las caídas más tontas son las que a veces conllevan más daños.

Ciclista en Santa Cristina d'Aro, ruta Pirinexus. Foto: Iria Prendes

¡Qué viajazo! Estos 6 días han sido una desconexión total de mi realidad y una conexión auténtica con la provincia de Girona y esa pequeña esquina de Francia. Como buena amante de los helados, decidí cerrar con broche de oro en la heladería más famosa de Girona.

340 kilómetros en 6 días. Otro gran viaje para añadir a mi lista de experiencias inolvidables.

Y así, tras seis días de aventura y 340 kilómetros, este viaje llega a su fin. Fue un recorrido que me desconectó del día a día y me conectó con los detalles de Girona y el sur de Francia. Desde pueblos pintorescos y montañas imponentes hasta la brisa del Mediterráneo y el sabor de un helado en Girona, este viaje queda guardado como una experiencia inolvidable. La Pirinexus me ha permitido saborear cada momento, y sin duda ya estoy pensando en mi próximo viaje en bici.

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