Qué visitar
El Port de la Selva
Etapa Alt Empordà
1. MONASTERIO DE SANT PERE DE RODES
El Monasterio de San Pedro de Roda está situado en la montaña de Verdera, dentro de la sierra de Rodes, a 571 m sobre el nivel del mar. Junto con el Castillo de Verdera o de San Salvador, situado en la cresta de la montaña y con el pueblo de Santa Cruz con su iglesia de Santa Helena, forman un conjunto monumental que goza de la protección de la Ley de Patrimonio Cultural catalán. Sant Pere de Rodes fue un monasterio benedictino, con una larga historia ligada al Condado de Empúries. Destacan de todo el conjunto la iglesia, los dos claustros, la torre de defensa y la torre campanario. La iglesia de Sant Pere de Rodes constituye uno de los ejemplos más singulares de toda la arquitectura medieval catalana, tiene una clara influencia de las obras de la antigüedad tardía y señala una tendencia autóctona de la arquitectura románica del siglo XI. Cabe destacar también la riqueza escultórica de los capiteles de la iglesia. Las primeras noticias de Sant Pere de Rodes datan de finales del siglo IX, en un documento de Luis el Piadoso. A partir de la primera mitad del s. X, el monasterio comienza a crecer gracias a la protección de un noble llamado Tassi y de su hijo Hildessind, que se convirtió en el primer abad del monasterio, el 945. A partir de este momento, el monasterio quedó sometido únicamente el control de la Santa Sede e inició un largo periodo de crecimiento, con nuevas edificaciones y con numerosas donaciones de nobles, que le otorgaron un gran poder feudal y lo convirtieron en un potente centro espiritual de peregrinación. El esplendor del Monasterio perduró hasta el s. XIV, en que comienza una larga etapa de pérdida de prosperidad, marcada por la subsistencia en un contexto de las pestes negras del s. XIV, el aumento de la piratería que afectaba a los pueblos costeros del s. XV y XVI, del aumento del bandolerismo y de las guerras entre España y Francia de los s. XVII y XVIII. El 1797 la comunidad de monjes abandona el monasterio y se traslada a la llanura ampurdanesa. La Generalidad de Cataluña emprendió las primeras acciones de restauración en 1935.
2. PLAYAS Y CALAS
Este pequeño rincón del Cap de Creus cuenta con unas de las mejores playas de la costa catalana. Muchas de ellas han sido destacadas por la Generalitat de Cataluña con el máximo reconocimiento por la calidad de sus aguas y su cuidado entorno. Cada una tiene una personalidad propia; podemos encontrar desde playas de arena fina, hasta playas formadas por piedras redondeadas por la acción del mar y el viento a lo largo del tiempo, pero todas tienen en común las aguas cristalinas que caracterizan la costa del Cap de Creus, ideales para refrescarse después de una caminata o para practicar el submarinismo y disfrutar de la mejor flora y fauna submarina de toda la costa mediterránea.
3. CAMINOS DE RONDA
Los dos caminos de ronda del Puerto de la Selva a pesar de encontrarse en el mismo municipio disfrutan de playas y paisajes totalmente diferentes, pero con el encanto único del Cap de Creus. Si por un lado el camino de ronda en Llançà transcurre por un terreno más suave y urbanizado, con el Faro de S’Arenella como punto de parada obligado, el camino de ronda de Tamariua en Fornells, en el extremo oriental del municipio, se caracteriza por ser un sendero sinuoso y abrupto en medio de extravagantes formaciones rocosas esculpidas por la tramontana y erosionadas por el mar. La mejor manera de conocer a fondo el Cap de Creus es dejándose perder por los lugares y calas más recónditas y menos conocidas que cautivan por su belleza agreste y salvaje bañadas por aguas limpias y cristalinas.